Fotografía de Michael Campin |
Kampopo
En este breve poemario, compuesto por haikus, se decanta un universo donde la naturaleza adquiere protagonismo para envolvernos en una atmósfera de sensualidad, rica en melodías, ritmos y silencios, que armonizan para crear con la palabra finísimas acuarelas o partituras musicales.
Los espacios geográficos que la autora recorre son diversos: Finlandia, evocada en las noches boreales; Andalucía, a través del Olivar –espacio antiguo y sabio–, en contraste con las panderetas y damajuanas. Kyoto, con sus templos que, al igual que los olivos, nos remontan a un tiempo que fue y será, impregnado de misterio y, a su vez, de una realidad que invade los sentidos. Y como no, Lima, con su cielo gris tan emblemático para la ciudad de la poeta. Libro con elementos lúdicos e incluso de humor, vuelve la mirada de los lectores a una escritora que merece la atención por su obra personal y depurada, que sin lugar a dudas enriquece la literatura peruana.
Soñé un piano que pendía de
una nube
Al despertar
mi meñique sonaba una tecla negra
Bruma en el alma
Luna
Dama en insomnio.
© Maritza Núñez
(Dos poemas del libro Kampopo.)