Maritza Núñez

Eros y Thanatos en Kullervo de Maritza Núñez

Auli Leskinen
Universidad de Helsinki

 

La poética de Maritza Núñez teje una historia de finos y delicados hilos líricos, intensamente oscuros, sombríos y nocturnos, en la duodécima obra teatral de la autora, Kullervo. El registro poético de esta obra se construye de los materiales mentales, psíquicos y emocionales de los seres que transitan en estas páginas. Dentro del espacio de relaciones que establecen entre sí las obras de la autora peruana, Maritza Núñez, la constante se inscribe al nivel temático, que es el del amor, el deseo, la añoranza y la muerte.

Más que en ninguna otra obra suya, subyace aquí, en el fondo de la historia de Kullervo, el mito clásico de las grandes tragedias griegas, representados en la metáfora de Eros, el dios del amor de los griegos, y la de Thanatos, el dios de la muerte. Son dos figuras mitológicas que suelen aparecer juntas en el arte y la literatura. Eros transporta el deseo por el otro, el impulso de amar y la necesidad de prolongar la existencia mediante la progenie. Thanatos, por su parte, es ese impulso que nos lleva inevitablemente a la muerte y que hace que el dolor y el sufrimiento sean el destino de cada ser humano. En la obra de Núñez, la combinación sensual de Eros y Thanatos se personifica en el personaje lírico de un muchacho joven, violento y orgulloso, Kullervo, cuyo ser es el núcleo de acciones y emociones de esta fascinante obra. La imagen del personaje se fusiona al otro mito antiguo de las remotas fuentes mitológicas finlandesas, al mito del personaje masculino de Kullervo, que aparece, por primera vez, en la epopeya nacional de Finlandia, El Kalevala.

Resulta visible de inmediato la dualidad de códigos que recorren las páginas: el código verbal y sensual del español y el código icónico que surge de la imagen rubia, salvaje y arcaica de Kullervo de Kalevala. Kullervo representa una figura brava, que se presta bien para las transformaciones en diferentes tiempos y lugares. El elemento trágico en el personaje de Kullervo es un elemento eterno y universal, que es capaz de asumir diversas representaciones poéticas. Los personajes y las historias arquetípicas de El Kalevala son fuentes infinitas para los escritores. Aquí los mitos antiguos finlandeses cobran, una vez más, una nueva vida en las manos de esta poetisa, que los toca delicadamente, creando, una voz poética masculina, erótica, y contundente, llena de deseo pulsional.

Los matices oscuros y nocturnos de la lírica de Núñez casi espantan, casi huelen a la muerte. La muerte aparece, por tanto, en el proceso de la lectura, como personaje principal no explícito, que acompaña al lector, en esta tragedia. La tragedia digo, porque la poética de Maritza Núñez, en vez de reconstruir una familia y procurar la felicidad, muestra la destrucción de la familia que se sumerge en un ciclo de violencia interna. El gran tema de esta obra enigmática es la violencia; la violencia de un cuerpo humano y de un cuerpo social, que es, a su vez, el núcleo de una familia unida por unos lazos del crimen. El crimen aparente, en el primer plano de esta obra, es el asesinato que se repite en la cadena familiar, en cada lazo frágil e incipiente que se forma entre los miembros de la familia. Pero en el fondo de este crimen aparente y explícito hallamos otro plano escondido en las corrientes oscuras de este monólogo, y este crimen, que es de carácter más profundo, más arcaico y más silenciado, es el crimen del tabú del incesto. El incesto aparece como un pecado original que hace al hombre transgredir el límite sagrado y entrar en un tabú social. Es un tabú que mantiene sociedades y, al quebrarse, comienza la destrucción del ser humano.

La historia interior de una familia sumergida en el ciclo de crímenes tachados por el tabú de incesto es, aquí, enmarcada por el relato de marco del narrador, Kullervo. Él es el asesino que cuenta su historia en la cárcel donde espera su condena. El diseño optado por la autora exhibe una composición regida por una simetría, que presenta cuatro divisiones. La primera, la infancia del narrador en la casa del hermano de su padre y su esposa y el simultáneo y continuo engaño que ellos perpetran al niño al haberle asesinado a sus padres en un incendio. La segunda, la juventud vivida por Kullervo y el aprendizaje de una profesión en la casa del herrero, su primer maestro, y el engaño de Kullervo al herrero, cuando posee el cuerpo de su esposa, y, en fin, su cruel asesinato cometido por Kullervo, quien hunde el cuerpo de la mujer en el lodazal para que la tierra y el agua la traguen.

El tercer episodio de esta obra simboliza la edad adulta de Kullervo. En un lago encuentra a una mujer, quien parece un reflejo vivo de la mujer muerta que dejó en el lodazal. Esta mujer es una mensajera y le muestra el camino a la casa de sus padres, que están vivos. Aquí se articula, dentro de la historia, el nexo entre el mundo de los vivos y de los muertos. Este nexo es una estructura literaria esencial en esta obra. Los padres de Kullervo, que debían ser asesinados en un incendio por el hermano del padre de Kullervo, aparecen de nuevo en la historia, pero esta vez están vivos. La mujer mensajera, de la misma manera, se asimila a un espejismo literario de otra mujer ahogada en el agua. Kullervo vive el reencuentro con sus padres. Por último, en la cuarta división de la historia, el protagonista consuma una relación incestuosa con su hermana provocando finalmente su muerte. La simetría de la historia se fortalece, cuando el lector entra al nivel del relato marco, donde Kullervo se encuentra en la cárcel esperando su condena. Empieza el último cuadro y el último asesinato de esta tragedia familiar. En la celda, Kullervo saca la navaja escondida en el pan que le sirven y la clava en su pecho.

Nos llaman la atención los códigos simbólicos centrales que! elaboran el imaginario simbólico del texto. El pan, en la mano del asesino, forma analogías con el cuerpo humano, el cuerpo guarda su secreto, su engaño al otro, como el pan guarda la navaja. La navaja es una imagen fálica. El agua del lodazal y el agua donde nada la mujer mensajera evocan imágenes de la sexualidad femenina, del nacimiento y del ojo húmedo del destino. Para el hombre, el agua aparece aquí como una fuente sin fondo, el sexo femenino, que expone riesgos. El fuego es la imagen central de la destrucción.

Aparece, en esta obra de Núñez, la oposición de ficción-realidad, mediante el juego de diversos géneros, la poesía lírica y las referencias de la misma al lenguaje usado en las breves notas publicadas en los medios de comunicación, que en sus pocas líneas de texto resumen los dramas de grandes dimensiones humanas, como es cada crimen pasional, asesinato y engaño trivial expresado en el mundo frívolo de la prensa amarilla. De esta forma, lo banal y lo trivial y lo violento de los signos fugaces de los medios de comunicación consumidos cada día, se acercan al lenguaje poético de Núñez, pero sin fundirse allí, sin manchar su pureza, sino existen en el texto solo como referentes. En relación a la tradición de los géneros literarios y a la identidad del texto, surge aquí un pastiche o un collage, donde los materiales de diversos registros se juntan, de un modo incestuoso. Núñez une registros de los lenguajes líricos de la poesía con unos referentes que se originan de otros registros verbales de consumo masivo, como puede ser una noticia de un esposo asesino.

Esta obra de Maritza Núñez, a quien conozco hace años, en mi país, como una original, talentosa y productiva escritora peruana residente en el frío de Finlandia, ofrece al lector una visión fogosa y fuerte de un mito; un Kullervo que puede ser un Kullervo de hoy, cercano y moderno a todos nosotros, y puede ser también el Kullervo arcaico y remoto. Tan parecido y enigmático es, en todos los tiempos, el camino de aquellos que se entreguen a los senderos guiados por Eros y Thanatos.

 

Auli Leskinen
Universidad de Helsinki

 

 

 

 

©2006 Maritza Núñez